CANASTA DE ACTIVIDADES COMUNITARIAS

“Desaprender para aprender… nuestra sabiduría, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones, como proceso de descolonizar nuestras prácticas”

Si la escuela tradicional es vista como el espacio de circulación y consumo de conocimientos1, como institución separada de la vida comunitaria, donde el aprendizaje se reduce a meramente contenidos fraccionados, separados de la realidad y del entorno de los estudiantes; donde el docente se vuelve multiplicador de los conocimientos considerados como verdaderos, entonces ¿Cómo pensar, hacer y fortalecer una educación desde la filosofía de la comunalidad? ¿qué nos corresponde como acompañantes pedagógicos realizar para reorientar nuestra práctica educativa? Los planteamientos teóricos contenidos en el PTEO y en el Documento Base nos dan las pautas para nuestro quehacer pedagógico, construyendo contenidos de aprendizaje, metodologías de trabajo y materiales acordes a la educación comunitaria así como la propuesta de valoración.

Pensar la educación desde la filosofía comunal implica conjuntar palabra, sentimiento, pensamiento y formas de conocimiento como un espacio relacional y complementario entre el nosotros-mundo-naturaleza, donde el aprendizaje está ligado a la vivencia, a la observación, a la práctica, al diálogo, desde lo que hacemos cotidianamente. Esta forma de mirar la vida es lo que necesitamos reaprender para darle sentido a nuestras acciones pedagógicas, es decir, reorientar la forma de enseñanza y de aprendizaje como un mundo-tierra y no como algo encapsulado, desvinculado de la comunidad.

Partiendo de las consideraciones expuestas y dando continuidad a las sugerencias pedagógicas de Desaprender para Aprender desde la Filosofía de la Comunalidad. Sugerencias para el Acompañante Pedagógico, se tuvo a bien elaborar la segunda parte denominada, Canasta de Actividades Comunitarias, considerando que la canasta es un utensilio que se emplea en nuestras comunidades para transportar, recolectar o guardar diversos productos, compartir o intercambiar alimentos, usándose también en festividades, ceremonias y rituales. Desde ésta percepción comunitaria, la presente Canasta contiene actividades didácticas orientadas a fortalecer el trabajo del acompañante pedagógico desde el enfoque comunitario – crítico y globalizador, que permita al estudiante reconocer, valorar, fortalecer, construir, reconstruir sus saberes y su identidad para trascender en la vida.

Trabajar desde la cotidianidad de la vida permitirá al estudiante valorar lo propio y resignificar lo que aprende, que lo que aprende adquiere sentido porque lo aplica en sus actividades, ejemplo de ello se aprecia en las actividades agrícolas, donde el campesino acciona sin medir el espacio de siembra, se guía por el tanto de semillas a sembrar para calcular el área, utiliza sus pasos para dar direccionalidad a los surcos, al crecer las plantas se ven los trazos perfectos en el cultivo. En ésta actividad se recalca que en la vida comunitaria se potencializa el aprender haciendo y el aprender siendo a través de la práctica misma, aquí no hay conocimiento fraccionado o separado de la realidad. Estos son los contenidos endógenos que necesitamos reaprender y trabajar porque es en el seno de la vida comunitaria donde se vivencia el enfoque totalizador y se pone en práctica las formas de compartir y reconstruir los saberes comunitarios.

Promover una educación comunitaria en los contextos educativos implica responsabilidad, compromiso y trabajo colaborativo de los acompañantes pedagógicos, estudiantes, padres de familia, poseedores de saberes y autoridades, velando por el fortalecimiento de nuestras culturas, lenguas, creencias y cosmovisiones, teniendo presente que resulta fundamental reconocer, cultivar y vivenciar nuestras raíces para conocer y comprender el mundo. Desde esta apreciación se espera que la presente Canasta de Actividades Comunitarias cumpla con el propósito de orientar la labor del acompañante pedagógico en la transformación de su práctica educativa, a partir del campo de los hechos y no de la acción discursiva.

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