
La CNTE: origen, lucha y poder de base
Oaxaca, Ciudad de la Resistencia.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) es resultado de una lucha histórica del magisterio democrático mexicano que, desde finales de la década de los setenta, decidió enfrentar el autoritarismo sindical y las políticas de control del Estado sobre las organizaciones laborales. Su origen no responde a una coyuntura aislada, sino a un proceso profundo de organización desde las bases, marcado por la dignidad, la conciencia política y la resistencia colectiva.
En aquel contexto, el magisterio nacional vivía bajo el dominio del charrismo sindical encabezado por Carlos Jonguitud Barrios y el grupo Vanguardia Revolucionaria, quienes convirtieron al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en un aparato corporativo subordinado al régimen en turno. La ausencia de democracia sindical, los salarios insuficientes y la precarización laboral generaron un amplio descontento entre maestras y maestros de distintas regiones del país.
Fue en el sur de México donde esta inconformidad se transformó en insurgencia organizada. En 1979, docentes de Chiapas y Tabasco impulsaron paros y movilizaciones con demandas claras: aumento salarial, mejores condiciones laborales y democratización de sus secciones sindicales. Ante la cerrazón de la dirigencia oficial, el 17 de diciembre de ese año se realizó en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la Primera Asamblea Nacional de Trabajadores de la Educación y Organizaciones Democráticas.
De este encuentro histórico surgió una decisión estratégica que marcaría el rumbo del movimiento: no crear un sindicato paralelo, sino conformar una coordinadora nacional que permitiera luchar desde dentro del SNTE, con autonomía política, organización propia y conducción desde las bases. Así nació la CNTE, como un proyecto político-sindical de largo aliento.
Desde entonces, la CNTE ha sostenido su lucha sobre ejes fundamentales: la democratización del sindicato, la defensa de la educación pública y la articulación de la lucha magisterial con los movimientos sociales del país. La asamblea de base se consolidó como máxima autoridad, desplazando las prácticas corporativas y reafirmando el poder colectivo como principio organizativo.
En estados como Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas, la CNTE logró construir sólidos bastiones de resistencia que han permitido enfrentar décadas de represión, intentos de cooptación y reformas neoliberales. En particular, la Sección XXII del SNTE-CNTE se ha convertido en un referente nacional de lucha, dignidad y organización democrática, articulando la defensa de los derechos laborales con la educación al servicio del pueblo y las causas históricas de los pueblos originarios.
Hoy, a más de cuatro décadas de su conformación, la CNTE continúa siendo una expresión viva del poder de base y de la capacidad del magisterio organizado para incidir en la vida sindical, educativa y social del país. Su historia confirma que la transformación no nace desde arriba, sino desde la organización consciente del pueblo trabajador.
¡POR LA EDUCACIÓN AL SERVICIO DEL PUEBLO!
¡NI UN PASO ATRÁS EN LA DEFENSA DE NUESTROS DERECHOS!



