BAJO LA LUPA

¡Teatro del absurdo!: un mundo sin agua, según Der Spiegel

ALFREDO JALIFE-RAHME

La Jornada, Opinión

Domingo 30 de agosto de 2015

 

La influyente revista alemana Der Spiegel consagra una extensa investigación de seis reporteros sobre “Un mundo sin agua (Welt ohne wasser;http://goo.gl/vUQF7V)” y El peligroso mal uso de nuestro recurso más valioso, en cinco países: Brasil, España, EU (California), Bolivia e Israel (http://goo.gl/v5kbJs).

Inician su estrujante reportaje sobre el drama de California, que ya abordé su simbólica sequía como presagio de “la crisis mundial del agua que viene (http://goo.gl/JvDXK0)”.

Arguyen que la Tierra puede ser un planeta azul visto desde el espacio, pero que sólo 2.5 por ciento de su agua es fresca (¡supersic!) y es dilapidada, contaminada y envenenada (sic) con su distribución horriblemente (sic) injusta.

Setenta por ciento de la superficie de la Tierra es agua, cuya mayor parte es salada: 97.5 por ciento, en mares y océanos. El restante 2.5 por ciento es agua dulce/fresca, pero su 69.7 por ciento está congelada (polos y glaciares), 30 por ciento es subterránea y sólo 0.3 por ciento se encuentra en ríos y lagos (http://goo.gl/ExZboc). La exigua agua fresca/dulce es la que ha permitido la vida en la biósfera.

Los seis reporteros aducen que la población mundial casi se ha triplicado desde 1950, mientras el consumo del agua se ha incrementado seis veces, lo cual ha empeorado, ya que el género humano cambia el clima del planeta con emisiones de gas invernadero, que sólo exacerba las injusticias.

La escasez del recurso versa sobre las personas que sufren de sed (¡supersic!): casi mil millones son forzadas (sic) a beber agua contaminada, mientras otras 2 mil 300 millones padecen su carencia.

Sin caer en un insano neomalthusianismo acuífero, a lo que subtienden los autores, se recuerda que la población mundial es hoy de más de 7 mil 256 millones.

Preguntan: ¿Cómo administraremos alimentar más personas con menos agua?

A mi juicio, se trata de una pésima asignación de recursos, trágico en el caso del agua en su totalidad –aunque su mayor proporción sea salada–, lo cual es un reflejo más de la desigualdad global del neoliberalismo en lo que incumbe a los recursos finitos, cuyo epítome lo constituye la lacerante disparidad mundial en todos sus rubros.

Una solución samaritana global consistiría en desalinizar el agua en forma gradual y racional, sin caer en las enfermizas cuan oligopólicas leyes del mercado con naipes marcados.

Colocan una gráfica del World Resource Institute (http://goo.gl/e5cK7B que exhibe la escasez del líquido y basa su índice del riesgo del agua en 12 indicadores ponderados, como asequibilidad, extracción y consumo, pero también en componentes hidrológicos, como la cantidad total de agua fresca accesible, tamaño de captación, tasas de escurrimiento y tasas de renovación de aguas de superficie, de lo que surge un axioma: si más agua es extraída de lo que es asequible o         en forma más rápida a su sustitución, para necesidades humanas, se vuelve un recurso escaso en el que compiten las personas, la agricultura y la industria.

Aportan otra gráfica sobre el agua usada en alimentos y bebidas: desde una copa de vino (109 litros) hasta un kilogramo de res (15 mil 500 litros; http://goo.gl/gYQDr5).

Citan al filósofo y matemático presocrático Tales de Mileto –uno de los Siete Sabios de Grecia– que ya en el siglo VI a. C. consideró al agua como el principio primario de todas las cosas, lo cual fue alabado por Aristóteles.

Para el genial Tales de Mileto el agua es el arché: el origen, la fuente de la vida misma.

Los seis de marras consideran que el agua se ha vuelto el negocio de las trasnacionales globales y es dilapidada en una escala gigantesca (sic) para obtener ganancias y preguntan si el agua es una propiedad pública y un derecho humano (definido como tal por la ONU en 2010), o bien es ultimadamente una materia prima, un bien de consumo y una inversión financiera. (http://www.jornada.unam.mx/2015/08/30/opinion/012o1pol)