TATIANA COLL

La Jornada, Opinión

Lunes 16 de noviembre de 2015

Este fin de semana las autoridades prepararon un Buen Fin realmente especial para los maestros: policías y fuerzas represivas en todas las sedes donde se convocó a la aplicación de la tercera etapa de evaluación, que consiste esencialmente en un examen de opción múltiple en la pantalla de una computadora, para así resguardar el derecho que tienen los maestros a ser evaluados para su propio bien y un mejor y próspero futuro. El Buen Fin de los maestros resultó así, ya que los convocados no creen ni tantito así en la falaz propaganda gubernamental y sólo el miedo a ser cesados los llevó a intentar jugársela y proteger su plaza de base.

La SEP y el INEE creen a pie juntillas el viejo dicho de que la letra con sangre entra mejor. A ver si estos maestros aprenden de una buena vez que deben repetir y memorizar puntualmente que sólo serán idóneos si acatan metódicamente los perfiles para una buena práctica docente diseñados por el INEE.

Todo el proceso de evaluación programado por el INEE se basa en el documento Perfiles, parámetros e indicadores, emitido por el Servicio Profesional Docente, que ha servido también para los concursos de oposición. Es el eje rector del ingreso, la promoción y permanencia del magisterio. Se le añaden ahora otras funciones: los maestros idóneos tendrán acceso directo a los préstamos, serán recategorizados y tendrán jubilaciones mejores. Esta es la zanahoria que han ofrecido en los días recientes intentando lograr la aprobación multitudinaria a sus nuevas reglas.

El documento Perfiles señala cinco dimensiones que definen al docente. La primera, por ejemplo, dice que un docente que conoce a sus alumnos sabe cómo aprenden y lo que deben aprender; para media superior esta misma dimensión apunta a que el docente adapta los conocimientos sobre la disciplina que imparte y los procesos de enseñanza-aprendizaje con las características de los estudiantes. Para medir cada una de estas cinco dimensiones y clasificar a los maestros en idóneos o no el INEE implementa un mecanismo de reducción a 16 parámetros y 53 indicadores en la educación básica y 17 parámetros con 49 indicadores en la media superior.

La primera etapa del actual proceso se integra a partir de un informe detallado de los directores o supervisores sobre el grado de cumplimiento de las responsabilidades de los profesores y su participación en el funcionamiento de las escuelas. Los directores deben responder directamente a 19 indicadores de cuatro de las dimensiones que quedarán bajo su criterio. Poderosa arma nueva para los directores y supervisores.

La segunda etapa la integra el famoso expediente de evidencias, que analicé en mi artículo El INEE y la evaluación propuesta, donde subrayé la imposibilidad de que el INEE pudiera concretar la responsabilidad que tiene de analizar cuidadosamente y con equidad de criterios los dos millones de páginas que aproximadamente constituyen la argumentación solicitada a los 150 mil profesores convocados, además de otros problemas que se presentaron a lo largo del proceso.

La tercera etapa es la que transitamos este fin de semana acompañados de numerosos contingentes de fuerza policiaca. Queda pendiente la cuarta etapa, que implica que los maestros construyan un modelo de planeación didáctica en el cual deben atender cuatro de las dimensiones y más de la mitad de los parámetros e indicadores. De nuevo, cientos de miles de cuartillas subidas a una plataforma de dudosa eficiencia.

Es a todas luces evidente que la única evaluación que alcanzará el INEE a calificar es, nuevamente, el examen de bolitas que llenen los maestros que se presenten, con las significativas limitaciones que estas seudoevaluaciones de opción múltiple tienen.

Este viernes participé en el noveno encuentro sindical del Colegio de Bachilleres en Morelia, analizando estos procesos. Después de múltiples intercambios, un maestro me hizo la siguiente pregunta: Yo doy clases a siete grupos de 45 alumnos cada uno. ¿Podría usted recomendarme algún método para conocer a profundidad la condición sociocultural de mis alumnos? Y ¿podría usted recomendarme estrategias pedagógico-didácticas para atender a los diferentes procesos de aprendizaje de mis alumnos? Rápidamente intenté calcular la cifra de alumnos que atiende este maestro –7 x 45–: más de 300, alcancé a percibir, y la realidad nuda se presentó ante mí… solamente atiné a decirle: A pesar de que no soy católica, le sugiero una bendición y que se encomiende a todos los santos para que no pierda el juicio en esta situación. Trescientos alumnos en siete grupos. ¿Acaso se puede pedir que revise y corrija textos, proyectos, ensayos, narraciones, composiciones, etc. que pide el INEE? Señora Schmelkes, ¿puede honestamente contestar la pregunta de estos maestros? ¿Cree que estas son las condiciones de trabajo que permiten el despliegue idóneo del proceso de enseñanza-aprendizaje que usted determina?, ¿sabe cuánto gana este maestro contratado por horas?

Lo maestros se movilizaron a lo largo y ancho del país; las redes están inundadas de fotos, videos y materiales sobre sus mítines, plantones y cercos en lugares insospechados. En este Buen Fin el mensaje es claro: ¡No a las seudoevaluaciones impuestas! ¿Seguirán haciendo como que no los ven ni los oyen?

(http://www.jornada.unam.mx/2015/11/16/opinion/024a2pol?partner=rss)